Llevamos unos días con retrocesos en prácticamente todas las bolsas mundiales; situaciones similares hemos visto varias en los últimos meses, y la receta siempre es la misma: vigilar soportes, es decir niveles que anteriormente han marcado un suelo en bajadas, o han supuesto un freno a las subidas.
No es casualidad que se repita esta situación en el mismo precio en sucesivas ocasiones, el motivo es simple: los inversores esperan a que se llegue a este nivel para comprar (en caso de soporte) o para vender (en caso de resistencia); en el momento en que estos no son efectivos significa que el mercado ya no ve argumentos para que se repita, por lo tanto generará un movimiento contrario al previsto: continuación de tendencia bajista si se rompe el soporte y de alcista si se perfora una resistencia.
Los soportes variarán en función tanto del horizonte temporal de la inversión como de la valoración del mercado o de la compañía que se tenga en cartera: a más plazo se deben buscar niveles más sólidos y posiblemente más alejados del precio actual y viceversa, lo mismo pasaría si se está invertido en un valor con buenos fundamentales y en una situación macroeconómica positiva.
En el Ibex35 el soporte más sólido es el de los 9.800; al estar todavía lejos los inversores a largo plazo pueden estar todavía tranquilos, e incluso, si se tiene liquidez, aprovechar para comprar más si retrocede hasta ese punto (y no lo pierde, claro está).
En el resto de índices también podemos marcar estos niveles, unos muy cercanos al precio actual como el DAX alemán (9.000puntos) o el CAC francés (4.150) o más alejados como el EuroStoxx (3.000), el americano S&P (1.850) o el japonés Nikkei (14.600).
Desde luego además de niveles por precios, se pueden usar otras fuentes de confirmación (indicadores, figuras, retrocesos…) que requieren cierta formación pero que con conocimientos y utilizándolos correctamente pueden ayudar mucho a cualquier inversor.
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