Cómo afecta Europa a nuestros bolsillos

A pesar de estar en plena campaña para las elecciones europeas, entre la población se respira poco ambiente, por una parte debido a la desilusión hacia la clase política y por otra por la falta de conocimiento de las consecuencias, económicas muchas, de lo que se decide en el Parlamento Europeo.

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El tiempo ha demostrado que tal como conocemos en la actualidad la Euro Zona (formada por la mayoría de países de la Unión Europea que compartimos moneda) no tiene futuro, así que existen dos soluciones: una desintegración, o al menos, una partición entre países “pobres” entre los que nos encontraríamos y los “ricos”; y la de una consolidación real, que aunque llegue tarde, sí puede protegernos en el futuro.

La alternativa de la salida de España del Euro (o su integración en un Euro débil) a estas alturas tendría unas consecuencias económicas nefastas: la nueva moneda tendría un valor muy inferior al Euro, con un impacto en la sociedad severo: los salarios y los precios se adaptarían a la nueva moneda; pero lo que compramos fuera no y por ejemplo todos los recursos naturales que no producimos (gas, petróleo…) subirían de precio; paralelamente, el Estado recaudará en la nueva moneda, pero paga deudas en Euros, al no poder hacer frente habría quitas que nos llevarían a la situación de austeridad extrema que vimos en el último número de abril.

La unión real, tampoco es fácil por la variedad de políticas nacionales, pero los primeros pasos, ya se están dando: acuerdos para fondos de rescates bancarios y evitar que la población pague esta factura; Unión Bancaria para controlar solvencia y decisiones de los bancos (al fin y al cabo, brazos ejecutores de la política monetaria); pero todavía quedan otras cosas en el aire que parecen necesarias: Unión Fiscal o al menos derecho de veto sobre presupuestos nacionales, emisión de “EuroBonos” (deuda avalada por todos los países) que evitaría que los que tengan problemas paguen intereses excesivos…

Desde luego, habría pérdida importante de soberanía de cada Estado miembro, pero mucha parte ya se cedió al perder las competencias en política monetaria.

Noticia en "El Económico"
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