Así ahorran las familias españolas

El ahorro es una parte fundamental para las personas, en primer lugar porque se lucha mucho para conseguirlo (trabajo, formación, recorte de gastos…) pero también porque nos da una tranquilidad económica que nos permite vivir más relajados, o incluso poder mantener cierto nivel de vida en nuestra jubilación, sin embargo parece que las familias no le dan la importancia que se merece.

En España se ahorra, cierto que por debajo de la media pero muy ligeramente, sin embargo la forma de ahorrar es el problema:

La mayor cantidad del dinero se ha destinado a inversión inmobiliaria, solo el 29% está invertido en activos financieros, por lo tanto el 71% lo está en inmobiliarios; sin duda éste ha sido un factor por el que la crisis nos ha afectado más (no hemos podido recurrir a nuestros ahorros, ya que los inmuebles han bajado estrepitosamente de precio además de la poca liquidez que tienen); a modo de comparación, en países como Alemania, Reino Unido o EEUU el porcentaje inmobiliario era del 40, 50 y 70% respectivamente.

Ahora bien, de la parte de ahorrada vía activos financieros, también va a contracorriente respecto a otros países: la mayoría está en depósitos bancarios o en liquidez, lo cual repercute muy negativamente en el poder adquisitivo de las personas, los rendimientos son escasos, y actualmente con los tipos de interés más bajos de la historia se agrava y además fiscalmente no están nada optimizados; pero si analizamos más vemos que, por ejemplo, de la parte que se ahorra vía fondos de inversión algo más de un 30% lo hacen en los que son más conservadores (monetarios, renta fija a corto plazo y los mal llamados “garantizados“) por lo tanto, si bien es cierto que fiscalmente mejoran su situación no optimizan la rentabilidad.

Causas podemos enumerar muchas: falta de planificación de los ahorros, poco esfuerzo en controlar las inversiones, miedo a perder dinero (sin darse cuenta que se pierde poder adquisitivo)…. pero todas se podrían resumir en una escasa cultura financiera que nos permita optimizar nuestros ahorros en base a nuestras necesidades de liquidez, emocionales y de la situación de los mercados.